2008/07/28

La Polla

He encontrado en maneras de vivir un texto que creo que merece la pena leer:

Y ahora qué me vais a hacer, si sabéis que un muerto no puede morir. Os habéis pasado toda la vida comiéndome el coco, pero no estoy tan seguro de que haya servido de poco, porque el mensaje de hace 20 años sigue más vigente que nunca y son incontables los cerebros contaminados por la subversión irreverente de La Polla. Las letras de Evaristo han ideologizado a más jóvenes que el Libro Rojo de Mao, El Capital de Marx y Camino de Escrivá juntos. Pero nunca han estado de moda, y a la pregunta de cuál es tu grupo preferido, nunca hemos respondido La Polla. Evaristo y sus huestes eran demasiado básicos, tan directos como la patada de unas Dr. Martens y sin el suficiente virtuosismo musical para que fardáramos de haber ido a todos sus bolos. La ironía de La Polla aportó los argumentos para esa revolución que nunca se hará, a falta de análisis más sesudos pero no por ello más certeros. Han sido ácidos hasta la úlcera, fanfarrones como nadie y lo más independiente que se puede ser en este país, a pesar de que Evaristo haya ido alguna vez en las listas de Euskal Herritarrok, arranque visceral perfectamente compatible con el Viva Galicia que es lo más grande que todos tenemos grabado en aquel disco en directo de hace 15 años. Ellos han sido los nietos de los obreros que nunca pudieron matar, y nunca han votado a Alianza Popular, ni al PSOE ni a ninguno de sus traidores, porque siempre se han empeñado en no ser nada y en no dar la jeta en las carpetas de los elepés. Han perdido todas las guerras a base de ganar batallas cruentas al jaco y a todo lo que se les ha puesto por delante. A ellos les respetaron las lesiones hasta hace bien poco, a diferencia de los trágicos y sexpistolianos finales de Cicatriz, Eskorbuto y demás compañeros de viajes. Un buen día se preguntaron cuánto tiempo vivirían en esta absurda derrota sin final, y se han quedado a un año del cuarto de siglo, demasiado tiempo para casi todo, pero insuficiente para que olviden quiénes eran y de dónde salían. De la bajera de Salvatierra se fueron un buen día a Vitoria, donde de verdad se cocían habas, y de aquel viaje se trajo Evaristo el secreto de cómo moverse en un escenario. Él ha reconocido que el Gari (voz de Hertzainak) fue su maestro en eso de las tablas, pero luego nadie le ha enseñado nada porque ya lo sabía todo. De sus letras se desprende el escepticismo supremo, la incredulidad más conseguida, la irreverencia total hacia los mecanismos que hacen rular al mundo. La Polla nunca se ha creído nada de los telediarios, y han respondido mierda siempre que los demás hemos dicho amén. Se han reído de Dios y también del dinero, la teoría les aburría pero la realidad les ha hecho fuertes, y no tragaban a la juventud, así en genérico, ni cuando tenían 20 años. Aquello de ¿Qué podemos hacer con tanto dinero? retrató a la alegre juventud, la que no disfruta en el paro ni tampoco trabajando, a esos jóvenes rebeldes a quienes Coca-Cola sí comprende. Vertieron el elixir más venenoso en la sangre de aquellos enanitos que al patrón iban a matar, pero no llegaron a perder la cabeza del todo como le ocurrió a su alcohólico Txus. Ya dejaron claro que su única pócima mágica ha sido el cerebro, y quizá por ello debemos a La Polla que cuando nos engañan -aquí y ahora por lo menos-, nos damos cuenta. Y ahora, ¿qué nos van a hacer?...
Comentad, por favor, ¿qué os parece?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

brutal, genial, me ha encantado como introduce parte de letras de las canciones de la polla...

me lo voy a guardar este texto!

Re

Moran dijo...

Si, se sale ;)

Jabiero dijo...

se sale del tablón de anuncios!