Creo que los jugadores decidieron ahogar sus penas en alcohol, porque nos los encontramos a las tantas de la noche por las calles de León... y no me extraña, qué paliza. Pero bueno, que mereció la pena. Ví unos baños que parecían las puertas del aberno, y casi puedo asegurar que lo son; despues de eso ya puedo mear en cualquier baño que en comparación será mejor. En serio.
Entré, y noté los 3 centimetros de meada que anegaban el baño, buena réplica del baño de trainspotting pero en grande. En una esquina un tipo meaba, contribuyendo a ese arrozal de orines; y detrás de la puerta, otro. Doy gracias a <inserte aquí el nombre de su dios preferido> por tener la nariz taponada por los mocos, no quiero imaginar como tiene que oler, especialmente para mi superdesarrollado olfato. Al fondo encuentro 4 puertas, mimetizadas con las paredes por las manchas (de humedad, quiero creer). Abro la primera de ellas, ya que en las otras se veían las cabezas de unos tipos, y me encuentro un famélico perro, lamiendose las heridas. Ni me mira, creo que no le quedan fuerzas. Tenía toda la pinta de coleccionar todas las enfermedades caninas, y le faltaba unicamente una para terminar la colección, esa que acabara por fin con su vida y le dejara descansar. Qué lástima de perro. Yo me meaba mil, asi que a pensar de tener en cuenta que un mordisco de ese animal supondría una inmediata gangrena - y consiguiente amputación - de <inserte aquí su extremidad favorita> me la jugué, y meé por encima de él. Me la jugué y gané, creo que ni se dió cuenta.
En fin, que lo digo una y mil veces, que este viaje no me sive para ver mundo, me sirve para vivir experiencias. Y madre míaqué experiencias. Otro día os cuento como es encomtrarte un tiburón cuando estás buceando.
Bueno señores/as, que la lluvia remite. Creo que ya podré salir a la calle sin miedo de ser llevado por una riada. (Que exagerado soy a veces...)